#0079 ENFRENTANDO EL DOLOR (David Lloyd)
Nunca dejan de surgir en las clases, las preguntas en cuanto a cómo hacerle frente al dolor físico. Es más, hay personas que llegan a decir: “Todo se ve fácil cuando se trata de cuestiones metafísicas, pero espérate que les duela algo físicamente, para que veas cómo quedan chillando y se les olvida todo” (el nombre de quien dijo esto ha sido cambiado para no perturabar a los inocentes). Precisamente el comentario que, a este respecto, nos ofrece DAVID LLOYD en el Discurso que aparece en “Luz de los Maestros Ascendidos” , encara el tema en cuestión:
……….Si sus cuerpos fueran la plenitud del Cristo, o Dios, el “Poderoso YO SOY” que está anclado dentro de ustedes, serían Cuerpos Perfecto, ¿no es cierto? Luego, ¿qué los hace imperfectos? Pues, la acumulación de la discordia humana, eso es todo. Ustedes la han generado o aceptado en su mundo. No hay forma de escapar de esto; ésta es la Verdad exacta. Por ende, les tocará volverse en redondo, mirarse a sí mismos a los ojos y decir: “¡Un momentito! ¡He estado en conflicto durante demasiado tiempo! Tú has tenido las riendas; me has llevado de un lado a otro con tus ideas equivocadas, y me has metido en toda clase de perturbaciones, limitaciones y discordia. ¡Pues, no lo vas a hacer ya más! ¡Ponte detrás de mí y compórtate! ¡ “Magna Presencia YO SOY”, ven y asume el mando! ¡Produce Perfección y mantén Tu Dominio!» Cada vez que surja en ustedes la más mínima duda en cuanto al Poder de la “Presencia”, digan: »¡Suspende esa tontería! ¡Quítate de mi camino!»
……….Ustedes no tienen idea, hasta que comiencen a sentir o hablarle de esta manera a su personalidad humana limitante, cuán pronto quedarán en Libertad. Verán como paulatinamente perderá el poder que tiene para perturbarlos. Luego, podrán decirle lo siguiente al dolor en su cuerpo: »¡Te me vas! ¡Tú no tienes nada que hacer aquí! ¡Fuera de aquí!», ¡y se irá! Oh, cuántas veces el Mensajero ha dicho esto. En otras palabras, emitió un Decreto por el individuo. A veces cuando se trataba de algo muy angustioso, él levantaba las manos y diría: »¡Dolor, deténte! ¡Fuera de aquí! “Magna Presencia YO SOY”, asume el mando de esta mente y de este cuerpo! ¡Mantén allí Tu Armonía! Disuelve y consume la causa y el efecto de este asunto, y vela porque no vuelva a ocurrir!» La cuestión cesaría al instante. Tal es el privilegio que ustedes tienen.